Por: Carlos F. González
Fuente: Propia
En varias ocasiones he hablado sobre los Amigos ó Aquellos que dicen ser amigos. He hablado sobre la hipocresía que a diario vemos en lugar tras lugar. Tambien he hablado sobre aquellos que fingen sinceridad sólo para sacarle a uno información para después denigrarle y chismosear sobre los problemas personales de uno.
Claro, en repetidas ocasiones he tenido que confrontar a personas por ese mal hipócrita y he perdido la amistad de esas personas que por sólo tener algo de qué habla,r se dedican a hablar mal de su "amigo" ó "amiga". Ese tipo de amistad es de índole personal ó en otras palabras, personas que conocen a uno por años y saben de la vida y defectos de nosotros.
En nuestras vidas tenemos todo tipo de amistades, en el trabajo, en el vecindario, en la escuela y en otros lugares de nuestra frecuencia. Pero, aquellos que dicen ser nuestros amigos...¿ Lo dicen con sinceridad ó es que se quieren aprovechar de nosotros para sacarnos dinero ú otros objetivos de provecho ? Para saber eso es necesario que al entablar esas amistades se debe analizar lo siguiente:
A) En dónde comenzó la amistad.
B) Bajo qué circumstancia se fomentó esa amistad.
C) Quienes son las amistades de esa amistad.
D) Y por último por ahora, ¿ quiere usted esa amistad ?
Esos son algunos de los factores que imperativamente se deben tomar en consideración al escojer a un amigo. Hay veces en las cuales conocemos a un amigo que en realidad es un lobo vestido de oveja. Les presentan muchos cuentos e historias para que la otra persona le coja lástima y de ahí se agarra el buitre para empezar a devorar a su presa. Unos le pueden decir: "Contra, me acabo de quedar sin trabajo y no tengo dinero para pagar mis deudas y de verdad que estoy fastidiado".
Uno vé a su amigo pasar por trabajo y de buena fé les dán dinero para resolver el problema y al hacer eso, comienza la cadena del vividor. He conocido a personas que se memorízan el día del cobro de esas personas que le están ayudando y van hasta el lugar de empleo de aquellos para que les den dinero. Tambien he visto casos en los cuales esas personas han esperado a su "amigo" en el banco para cuando cambie el cheque, pedirle dinero para satisfacer sus necesidades. A la vez que éstos vividores comienzan la costumbre, es muy dificil salir de ellos ya que al pasar el tiempo ellos consideran que aquellos que les están ayudando tienen una obligación de hacerlo.
En otros casos, he visto que a las personas que les ayudan se enojan con ellos cuando la personas que les dán dinero dejan de hacerlo.Con ésto no estoy diciendo que no se debe ayudar al caído, lo que estoy diciendo es que no acostumbren a las personas que necesíten ayuda a lo mismo en constancia. Hay muchas maneras de ayudar al caído que no necesariamente envuelve dinero. A esa persona se le puede ayudar a buscar empleo, si su condición económica ameríta, invitarlos a cenar y sobre todo, ofrecerles apoyo moral ya que está comprobado que el ánimo ayuda a las personas a superar sus problemas.
Debemos aprender a reconocer a aquellos que nos ofrecen su amistad con veracidad y que no esperan nada a cambio. Personalmente, yo he ayudado a muchos a superarse y en sentido finaciero también. Pero he tenido presente que si uno se echa la carga de esa persona encima,muchas veces nuestros propios problemas empeoran. Asi que mucho ojo con aquellos que lo que buscan es lucrarse a cuenta nuestra.
Desde Borínquen, Carlos F. González.